jueves, 9 de julio de 2009

De gorras, gafas y otras zarandajas.



Día 9 de julio de 2009 "Anno Domini"






Queridos amigos yo, como otros muchos miles de personas, soy uno más de los sufridos viajeros de los transportes públicos de la Villa de Madrid. Cada mañana, como si de hormigas se tratara, los incansables obreros nos dirigimos con más pena que gloria a las respectivas estaciones para ir a nuestros lugares de trabajo.
En estas horas tan tempranas, donde el sueño a penas se ha ido y el despertar aún no ha llegado nos dedicamos, algunos al menos, al noble y sano arte de observar. Observar a nuestro alrededor, lo que ocurre, la gente que nos rodea, lo que hacen…y os prometo que se pueden descubrir cosas sorprendentes.
Ayer mismo estaba yo sumido en una de esas tempranas observaciones de las que os hablo en un vagón de tren, mirando de izquierda a derecha cuando algo capto mi atención, ¿qué hará esta mujer en un vagón de tren que pasa por un túnel con gafas de sol?, rápidamente sentí cargo de conciencia pues pensé que quizás tenía enfermos los ojos o que se había dado un golpe y quería tapar un ojo amoratado, aparté la vista avergonzado por hacerme esa pregunta. Entonces se dibujo ante mi un hombre de mediana edad con una gorra puesta “pobre”, pensé, será que tenga una cicatriz y no quiere que se vea.
Así, meditabundo y cabizbajo continué el viaje, flagelado por mi conciencia por ser tan insensible cuando…¡ahí estaban!, no eran solo esas dos personas sino cerca de una docena, hasta donde me llegaba la vista, los que tenían gafas de sol o gorras. Miré por la ventana y comprobé que en el túnel no había agujeros por donde se colara un sol abrasador de los que obliga a taparse cabeza y ojos, no vi nada, solo túnel entonces…¿se estarían quedando todos ciegos o calvos como en el libro de Saramago?, ¿sería esto el principio de una gran epidemia mundial?, el miedo recorrió mi espalda pero me tranquilicé al comprobar que no había pelos en el suelo ni perros guía ni bastones.
Súbitamente un ruido enorme hizo que me girara, una chica joven estaba sentada con unos auriculares puestos y un móvil en la mano, la música que escuchaba podía oírse en todo el vagón, para qué demonios los auriculares entonces…¡ah ya se!, quizá la epidemia afecte también a los oídos y produzca sordera, por eso ella no es consciente del volumen de su música. Entonces la música que escuchaba se convirtió en un tono de llamada, ella apretó un botón y comenzó a hablar por teléfono, qué raro, pero no era sorda.
Todo a aquello empezó a agobiarme, parecía sacado de una pesadilla, no sabía lo que ocurría; gente con gafas de sol en sitios oscuros, gente con gorra sin que haga sol, música a volumen de discoteca en un tren…a lo mejor era una broma de cámara oculta, ¡sí eso es!, todos son actores y me están grabando, nadie puede hacer estas cosas si no es para la televisión. Intenté tranquilizarme y sonreír para salir lo más guapo posible en la pantalla. “Próxima estación…”, vaya la mía, baje sonriendo y dentro de la estación vi por los pasillos y túneles más gente con gafas de sol y gorras, ¡se habían tomado en serio lo de la cámara oculta!.
Al salir a la superficie la luz solar me cegó unos instantes, me encaminé calle abajo, hacía un día soleado y se avecinaba caluroso, me cruce con gente con gafas de sol y gorras, miré al cielo, el sol empezaba a asomar con fuerza…ahora si era todo normal, había despertado de mi pesadilla mañanera.

lunes, 6 de julio de 2009

Pase sin llamar...


6 de julio de 2009 "Anno Domini"


Estimados amigos, pediros perdón por el casi un año de ausencia, creo que sin pretenderlo este ha sido mi año sabático así que ya no tengo excusa para desatender mis deberes como bloguero, si es que los que escribimos en blog tenemos algún deber.
El otro día mismo, cerca de donde trabajo, ocurrió un suceso que he podido leer en la prensa. En el Casino de Madrid, no el de la carretera de la Coruña sino el que está en la calle de Alcalá muy cerca de Sol, entraron cincuenta y dos activistas de movimientos “okupas” con la intención de colgar un pancarta y supongo que de montar un poco de revuelo, ello dentro de lo que no se quien ha llamado “Semana de Lucha Social”.
Parece ser, por lo que yo deduzco, que la lucha social consiste en “okupar” espacios que no tienen uso para convertir en Centros Sociales Autogestionados, denominación rimbombante donde las halla para designar un lugar donde se esta ilegalmente, sin pagar impuestos y haciendo lo que viene en gana a los que allí habitan, llegando en algunos casos a albergar actividades de dudosa moralidad-legalidad, como es el caso real de ofrecer cursos de cómo forzar cerraduras.
Y es que en demasiadas ocasiones es sencillo intentar enmascarar oscuras intenciones so pretexto de los más nobles y sublimes ideales. Sorprenden (o a mi por lo menos si lo hacen), los argumentos panfletarios de grupos de ideología “okupa” (otro día hablaremos de esta ideología a ver si alguien me la puede explicar) cuando hablan de combatir el capitalismo, acabar con las dictaduras y el fascismo de los países ricos, vivienda para todos y la lacra de la especulación y, acto seguido, utilizan unos medios un poco…dejémoslo en extraños y contradictorios.
Pero intentemos ver un ejemplo; pensemos en una familia cualquiera, una familia de clase media, mediante una herencia obtiene dos pisos en la capital, pisos de los antiguos y fruto de toda una vida de trabajo de los fallecidos, él conductor de trenes y ella costurera que, con esfuerzo y ahorro compran esos pisos cuando comprar vivienda no era un imposible. Los hermanos no se ponen de acuerdo en qué destino dar a los pisos, unos quieren vender y otros alquilar, mientras lo deciden el piso permanece cerrado, ¡eso sí!, generando los correspondientes gastos de luz, agua, comunidad, contribución, etc. Bien pues uno de los hermanos recibe un buen día una llamada de los vecinos de sus padres y les dicen que los inquilinos que han metido en el piso son muy ruidosos y que si por favor pueden hacer algo..¿inquilinos?...no se ha debido confundir con otro piso, nosotros no lo hemos alquilado…no, no, que va no me confundo, venir a verlo. Los hermanos llegan y encuentran la puerta forzada y la cerradura cambiada, al tocar al timbre alguien mira por la mirilla y a pesar de la insistencia nadie abre…el resto de la historia ya todos la conocemos, denuncia, espera insoportable, gasto de dinero, más espera insoportable, infinitas notificaciones fallidas, más espera insoportable y finalmente, tras muchos meses o años el desahucio, el piso destrozado, sensación de impotencia en el cuerpo y desconfianza en la justicia.
Pero quien duda de que esta ficticia familia se lo merecía, eran unos especuladores, unos carroñeros capitalistas que se lucraban teniendo sus propiedades vacías, que engordaban la burbuja inmobiliaria con sus dos pisos desocupados cuando hay gente que no tiene casa, por eso esta aquí el movimiento “okupa”, abanderados de la libertad y defensores del pueblo para luchar contra la tiranía y la opresión de los ricos, por que entrando por la fuerza en un piso del que no son dueños, montando fiestas, conciertos y charlas, desobedeciendo a la policía y enfrentándose con ellos cuando les quieren echar, colgando pancartas en la fachadas y haciendo enganches de luz ilegales…con todo eso contribuimos de una manera efectiva a la igualdad social y no como esos servidores del capital, que trabajan, pagan sus impuestos, intentan no delinquir y ser ciudadanos útiles, ellos son la verdadera amenaza para la igualdad.
Y es que al fin y al cabo en esta sociedad en la que nos ha tocado vivir, por suerte o por desgracia, en demasiadas ocasiones se forma un “totum revolutun” de ideales, pensamientos, ideas, perversiones morales y demás acicates para confundir a la ciudadanía sobre lo que esta bien y esta mal, sobre lo que es moralmente tolerable y lo que no. Yo no sabe uno si “okupar” es luchar contra el sistema o delinquir…pero el caso es que a mi conocimiento nunca ha llegado que uno de estos grupos ocupe una casa de sus familiares, amigos, conocidos, etc ¿por qué será?.
Yo mientras me avergonzaré de ser un esbirro del capital, un mercenario del poder y seguiré pagando mis impuestos, mi hipoteca, mis recibos y miraré con envidia a esos héroes encrestados que siguen su lucha para liberarnos a todos de la opresión de la infame sociedad de los pisos vacíos.