viernes, 29 de agosto de 2008

Lo moderno está de moda...

Día 29 de agosto de 2008 "Anno domini"

Buenos días estimados lectores, tengo que empezar este escrito con una mala, malísima noticia para mi…tengo la espalda quemada por el sol. Sufro todos los síntomas, picor constante, desprendimiento de calor, rojez pertinaz…si definitivamente creo que me he quemado. Pero esa no es mi preocupación principal, lo peor de todo es que estoy esperando que ese color rojo cangrejo se convierta en un tono dorado cobrizo, y me asalta una duda aún mayor ¿Puedo ser Tanoréxico?, este pensamiento irrumpió en mi mente a raíz de la lectura de la aparición de “Una nueva y peligrosa adicción”, la de estar siempre moreno y bronceado, la denominada “Tanorexia”. Hasta ese momento yo no tenía ni repajolera idea de lo que era eso, es más, ni imaginaba que alguien pudiera considerarse adicto a estar moreno/a. El caso es que como la sociedad actual en la que según la baraja caprichosa del destino avanza a pasos de Goliat ya se nos quedan obsoletas hasta las adicciones, y alguna fuerza sobrenatural nos impulsa a inventar adicciones nuevas para estar en la “zona VIP” de los adictos. Podemos ser adictos a la tecnología, comprarnos el último cacharro que ha salido pese a su precio que sería capaz de descuadrar “las cuentas del Gran Capitán” y por él soportar colas y esperas de horas y horas, acampar en una céntrica calle de cualquier capital para ser el primero en pagar seiscientos euros por el nuevo “iphone” (perdón si no se escribe así), por que claro, si no soy el primero en meter el código pin en el, ¿para que lo quiero?. Que no me gusta la tecnología, no hay problema, voy y me apunto al club de los metrosexuales (palabra creada “ex novo” para denominar los adictos a vaya usted a saber que), los selectos miembros de este club deben parecer homosexuales sin serlos, gastarse un dineral en cremas para las distintas partes del cuerpo, realizar maratones espartanos de gimnasio casi a diario y estar siempre divinos, eso del macho ibérico ha quedado para carcas retrógrados y brutos ignorantes. Si esta idea de la metrosexualidad tampoco me llena pues voy y me hago comprador compulsivo, que también está bien ¡oiga!. Me paso todo mi tiempo libre de centro comercial en tienda, y luego de rastro en mercadillo, que seguro que veo algo que me hace falta y si no, me lo invento. Fundo la tarjeta de crédito (sea mía o de mi sufrido padre/madre/pareja) y luego viene lo mejor, llamo a mis amigos y presumo de las cosas “super chulas” que me he comprado, ¡por que yo lo valgo!. Si estas cosas de las adicciones no van con nosotros la sociedad abierta y libre de la que nos hemos dotado nos da otra multitud de opciones; podemos hacernos de alguna tribu urbana, que nos gusta ir cómodos y anchos de ropa, pues nos hacemos raperos, pantalones caídos hasta las rodillas enseñando la ropa interior, gorras hasta en invierno, pañuelos al estilo pirata en la cabeza y el hip-hop en nuestro mp4 de última generación a todo trapo. Que nos gusta el negro, pues nos hacemos góticos o siniestros, a vestirse de negro, a untarse la cara de talco para tener una expresión cadavérica y a decir que todo es un nihilismo vacuo y que lo mejor es suicidarse (eso si, de hacerlo nada ehhh, que si no como nos emborrachamos y nos vamos de fiesta…). Fíjense la cantidad cosas que podemos hacer para destacar en la sociedad competitiva e individualista en la que vivimos, pero las lista que les he mencionado no es un “numerus clausus”, existen otra multitud de remedios y fórmulas magistrales para resaltar nuestra individualidad y enseñar a los que nos rodean que somos especiales. Si quieres demostrar que eres una chica/mujer moderna, del siglo XXI, liberal, abierta, tolerante y sobre todo que molas un montón y eres súper especial, vas y te pones un “piercing” en algún sitio que sea sugerente enseñar, puede ser el ombligo, la lengua, el labio o cualquier otro lugar que se nos pueda ocurrir. Por lo que tengo entendido (aunque no me hagan mucho caso por que yo de cosas de moda no entiendo), el sentido de ponerse pendientes en sitio diferentes de las orejas en el caso de las señoras, y cualquier sitio en el caso de los caballeros, históricamente, significaba que se había cruzado navegando el Cabo de Hornos, famosos por sus grandes tormentas y muy difícil y peligroso de traspasar. Así las cosas una de dos; o estamos rodeados de grandes y aguerridos marineros ó nada queda ya de ese significado original de agujerearse el cuerpo.
Capítulo aparte merece la afición al “Tunnig” o preparar/maquear coches. Aquí tenemos dos vertientes principales en esto de tunear vehículos; la gente que lo tiene como verdadero hobbie, que tiene dinero y se lo gasta en poner su coche a todo lujo, con piezas y pinturas carísimos y que, independientemente de que guste o no, es justo reconocer que algunos de ellos son espectaculares, y la otra vertiente, la gente que no tiene dinero para mantener esta afición, se compra un coche barato o de segunda mano y se gasta lo mismo que le ha valido el coche en maquearlo, tienen que subir los badenes a 20 km/h por que si no se dejan allí los alerones del coche, trabajan y viven única y exclusivamente para pagar el coche el coche, así, un buen día, circulando por la ciudad, ¡¡crasss!!, un pequeño golpe por detrás a un coche súper tuning con mi coche nada tuning, el conductor, un chico joven con piercing en las orejas, uno en el labio, la cabeza rapada con una cresta, camiseta ajustada de licra, músculos marcados y tatuaje en el cuello se baja bufando, resoplando y jurando en Arameo, yo que entono el “mea culpa” porque le he golpeado por detrás, bajo del coche disculpándome para comprobar los daños y provisto ya con los papeles del seguro en la mano, Informe de daños; todo el faldón trasero en el suelo (debía estar pegado con chicle), un faldón lateral colgando (este con chinchetas), y dos tubos de neón rotos…no pasa nada, redigo, he tenido yo la culpa así que hacemos el parte y el seguro lo cubre todo, el tipo desencajado dice que de eso nada, que eso vale no se cuantos miles de las antiguas pesetas, entonces yo ya me mosqueo un poco y le digo que da igual, que el seguro le arreglara todo y ya está…total que tras un rato de echarnos flores el tío recoge su alerón, lo guarda y se va sin hacer parte, lo que me lleva a pensar dos cosas, la primera que tiene tanto dinero que le da igual el seguro, va y se compra otro coche y punto, la segunda que no tiene asegurados sus maxi complementos tuning por lo que sabe que el seguro le va a mandar a...Talavera de la Reina como muy cerca.
En conclusión amigos, creo que debo de dejar de escribir ya más tonterías y dedicarme a…¡qué se yo!, si no valgo para nada, soy un inútil integral: ni tengo tatuajes, ni tengo piercing, casi no entiendo mi móvil, mi coche no esta tuneado, no soy metrosexual y, para colmo, no me gusta llevar gafas de sol…recibir un cordial saludo de este “juntaletras” desfasado y hasta la próxima.